Implementación del Control Parental

Las herramientas de control parental son fundamentales para la autoprotección familiar en el entorno digital. Estas herramientas complementan la educación digital, no la sustituyen, y permiten a padres o tutores:

Filtrar contenido inapropiado:

Los controles parentales permiten bloquear el acceso a sitios web con contenido violento, pornográfico, publicidad engañosa o cualquier otro material dañino para los menores. Esto es crucial para proteger a los niños y adolescentes ya que la exposición a contenido inadecuado en internet, como violencia, pornografía, publicidad engañosa y otros materiales dañinos, puede tener graves consecuencias en la salud y el desarrollo de los menores. A continuación se detallan algunos de los efectos más importantes, según las fuentes proporcionadas:

  • Impacto en el neurodesarrollo: La exposición temprana a pantallas, especialmente antes de los 6 años, se relaciona con retrasos en el lenguaje, dificultades de comunicación, menor capacidad intelectual y problemas de atención. El uso de dispositivos para calmar o distraer a niños pequeños genera dependencia y dificulta la autorregulación emocional. En la adolescencia, interfiere con la maduración cerebral, aumentando la impulsividad y disminuyendo la memoria de trabajo.
  • Problemas de salud física y mental: El uso excesivo de pantallas se asocia con problemas de sueño, riesgo cardiovascular, alteraciones en la alimentación y disminución del volumen cerebral. También aumenta el riesgo de miopía, fatiga visual y dolor de cabeza, cuello y espalda. A nivel mental, puede generar ansiedad, depresión, baja autoestima, trastornos de conducta, dificultades de aprendizaje e incluso síntomas similares al autismo. En adolescentes, la exposición a contenido sexual inapropiado puede provocar disfunción sexual y conductas de riesgo.
  • Impacto en la socialización: El tiempo dedicado a las pantallas desplaza otras actividades esenciales para el desarrollo, como la interacción social, el juego al aire libre y el contacto con la naturaleza. El uso excesivo de redes sociales puede generar ansiedad social, problemas de autoestima por la comparación con otros, y presión por mantener una imagen idealizada. También existe el riesgo de ciberacoso, que puede tener consecuencias devastadoras en la salud mental de los menores. La falta de supervisión parental y la exposición a contenido violento pueden normalizar la violencia y dificultar su detección e intervención.
  • Sexualización precoz y exposición a riesgos: La facilidad de acceso a contenido pornográfico a través de dispositivos móviles expone a los menores a una sexualización precoz y a la banalización de las relaciones sexuales. Esto puede distorsionar su percepción de la sexualidad, generar expectativas poco realistas y aumentar el riesgo de conductas sexuales de riesgo. Además, los expone a peligros como el grooming, la sextorsión y la trata con fines de explotación sexual.
  • Disminución del rendimiento académico: La distracción con dispositivos móviles, el uso excesivo de internet y la falta de sueño pueden afectar negativamente el rendimiento académico de los menores. Se ha observado un descenso en el coeficiente intelectual, el nivel de lectoescritura y la capacidad para resolver problemas en niños que hacen un uso excesivo de la tecnología.

Es fundamental que padres, educadores y la sociedad en general tomen conciencia de estos riesgos y promuevan un uso responsable de la tecnología en la infancia y adolescencia. La educación digital, la supervisión parental, el control del tiempo de exposición y el filtrado de contenido inapropiado son medidas esenciales para proteger a los menores en el entorno digital y asegurar un desarrollo sano e integral.

La legislación exige que estos controles sean fáciles de usar y permitan la protección de los menores. Además, se recomienda que plataformas como buscadores releguen a un segundo plano las páginas de contenido para adultos que no utilicen sistemas de verificación de edad.

Limitar el tiempo de uso:

 Estas herramientas ayudan a establecer límites de tiempo para el uso de aplicaciones y dispositivos. Se pueden configurar alertas que avisen cuando se alcanza un determinado límite o incluso impedir la navegación a partir de cierta hora. Es importante recordar las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría: evitar pantallas de 0 a 6 años, menos de una hora de 7 a 12 años, y menos de dos horas de 13 a 16 años, incluyendo el tiempo escolar y los deberes. Los dispositivos del centro educativo deben tener un tiempo máximo de pantalla por edad, según recomendaciones científicas.

Tenemos un artículo dedicado al completo al informe de la Asociación Española de Pediatría sobre sus nuevas recomendaciones.

Supervisar la actividad online:

 El control parental permite a los padres realizar un seguimiento de la actividad online de sus hijos. Pueden generar informes con el historial de navegación, búsquedas o reproducciones multimedia, así como conocer la ubicación del dispositivo a través de la geolocalización. Esto permite una mayor supervisión parental sobre las actividades de los menores en internet, detectando posibles riesgos de forma temprana. Es fundamental que los padres conozcan el uso digital que hacen sus hijos, los dispositivos que utilizan, las páginas que visitan y las redes sociales en las que tienen perfil, mostrando interés por sus gustos y aficiones digitales. También es importante que los padres se mantengan actualizados sobre nuevas redes sociales, edades mínimas de uso y herramientas de control parental.

La supervisión parental del uso de las nuevas tecnologías por parte de los hijos es crucial para garantizar su seguridad y bienestar, sin invadir su intimidad. La Asociación Española de Pediatría (AEP) establece diferentes rangos de edad con recomendaciones específicas:

0 a 6 años: Cero pantallas.

 En esta etapa, la AEP desaconseja cualquier exposición a pantallas. El cerebro se encuentra en pleno desarrollo y necesita estímulos reales para un correcto desarrollo cognitivo, emocional y social. El uso de dispositivos digitales puede interferir en este proceso, provocando retrasos en el lenguaje, problemas de atención y dificultades para la autorregulación emocional.

En este rango de edad, la supervisión de los padres se centra en evitar el acceso a pantallas. Deben ser un modelo de un buen uso de la tecnología, limitando su propio uso de dispositivos, especialmente en presencia de los menores.

7 a 12 años: Menos de una hora al día.

A partir de los 6 años, se puede permitir el uso de pantallas de forma controlada y siempre bajo supervisión de un adulto. El tiempo total de exposición, incluyendo el tiempo escolar y las tareas, no debe superar una hora al día. Es fundamental priorizar actividades en el mundo real, como el juego al aire libre, el contacto con la naturaleza, la interacción social y el ejercicio físico.

En este rango de edad, los padres deben supervisar:

  • El tiempo de uso: Establecer límites claros y horarios de desconexión.
  • El contenido: Asegurarse de que el contenido sea adecuado para su edad y desarrollo. Utilizar herramientas de control parental para filtrar contenido inapropiado, como violencia, pornografía o publicidad engañosa.
  • La actividad online: Interesarse por las páginas que visitan, las redes sociales que utilizan y las personas con las que interactúan. Fomentar el diálogo y la confianza para que los menores compartan sus experiencias en internet.
  • La ubicación: Utilizar la geolocalización para conocer la ubicación del dispositivo, especialmente cuando salen solos.
  • El uso del móvil en el centro educativo: Conocer las normas del centro sobre el uso de dispositivos móviles y asegurarse de que se cumplan.

13 a 16 años:

Menos de dos horas al día. En la adolescencia, el uso de internet y las redes sociales se intensifica, por lo que la supervisión parental debe ser constante, pero respetando su creciente autonomía.

En este rango de edad, los padres deben supervisar:

  • El tiempo de uso: Establecer un límite de dos horas al día, incluyendo el tiempo escolar y las tareas.
  • El contenido: Utilizar herramientas de control parental para bloquear el acceso a contenido inapropiado. Hablar con ellos sobre los riesgos de la exposición a la violencia, la pornografía y la publicidad engañosa.
  • La actividad en redes sociales: Conocer sus perfiles en redes sociales y las personas con las que interactúan. Alertarlos sobre los riesgos del ciberacoso, el grooming y la sextorsión. Fomentar una actitud crítica ante la información y las imágenes que se comparten en línea.
  • La privacidad: Enseñarles a proteger su privacidad en internet, a no compartir información personal con desconocidos y a configurar correctamente la privacidad de sus perfiles en redes sociales.
  • El uso responsable del móvil: Establecer normas claras sobre el uso del móvil en casa, como no utilizarlo durante las comidas, en el dormitorio o en momentos de interacción familiar.
  • El impacto en la salud: Hablar con ellos sobre los efectos negativos del uso excesivo de pantallas en la salud física y mental, como problemas de sueño, ansiedad, depresión, dificultades de aprendizaje, etc. Fomentar actividades alternativas que no impliquen el uso de dispositivos digitales.

En todos los rangos de edad, la comunicación, la confianza y el diálogo son fundamentales para una supervisión parental efectiva. Los padres deben mostrar interés por las actividades de sus hijos en internet, establecer normas claras y límites razonables, y estar disponibles para escuchar sus dudas y preocupaciones. Es importante recordar que la educación digital es un proceso continuo que debe adaptarse a las diferentes etapas de desarrollo de los menores.

Bloquear el acceso a aplicaciones o sitios web:

Los padres pueden bloquear el acceso a aplicaciones o sitios web específicos que consideren inapropiados o peligrosos. Esto puede incluir redes sociales, juegos online o cualquier otro sitio que pueda suponer un riesgo para el menor. Es crucial recordar que las redes sociales, como WhatsApp e Instagram, también requieren consentimiento de los padres para menores de 14 años, y próximamente de 16 años.

Diversas fuentes consultadas hacen recomendaciones sobre la supervisión parental en redes sociales, enfatizando la importancia del equilibrio entre la protección y el respeto a la privacidad de los menores. No se recomienda una supervisión completa de las redes sociales de los hijos, sino un acompañamiento gradual que fomente la autonomía y la responsabilidad digital.

Recomendaciones generales:

  • Comunicación abierta y confianza: Establecer un diálogo abierto y honesto con los hijos sobre los riesgos y beneficios de las redes sociales es fundamental. Crear un clima de confianza donde los menores se sientan cómodos compartiendo sus experiencias online con sus padres.
  • Normas y límites claros: Definir conjuntamente normas y límites sobre el uso de redes sociales, adaptados a la edad y madurez de cada menor. Estas normas deben incluir el tiempo de uso, el tipo de contenido que se comparte, la privacidad de los perfiles y la interacción con otros usuarios.
  • Educación digital: Formar a los hijos en el uso seguro y responsable de las redes sociales. Enseñarles a proteger su privacidad, a identificar y evitar situaciones de riesgo como el ciberacoso, el grooming o la sextorsión, y a desarrollar una actitud crítica ante la información que se comparte en línea.
  • Supervisión activa, no intrusiva: Estar al tanto de la actividad de los hijos en redes sociales sin invadir su privacidad. Seguir sus perfiles, conocer a sus contactos online e interesarse por sus experiencias en línea. Intervenir solo cuando sea necesario, por ejemplo, ante una situación de riesgo o un uso problemático de las redes sociales.
  • Acompañamiento gradual: Adaptar la supervisión al desarrollo y madurez de los hijos. Fomentar progresivamente su autonomía y responsabilidad en el uso de las redes sociales, reduciendo el control directo a medida que demuestran un comportamiento responsable.
  • Herramientas de control parental: Utilizar herramientas de control parental como complemento a la educación digital y la supervisión activa. Estas herramientas permiten filtrar contenido inapropiado, limitar el tiempo de uso y bloquear el acceso a determinadas aplicaciones o sitios web.
  • Ejemplo de buen uso: Los padres deben ser un modelo de un buen uso de la tecnología y las redes sociales. Limitar su propio tiempo de exposición a las pantallas, especialmente en presencia de los menores, y fomentar actividades alternativas como la lectura, el deporte o la interacción social.
  • Colaboración con el centro educativo: Mantener una comunicación fluida con el centro educativo para conocer las normas sobre el uso de dispositivos móviles y redes sociales, y colaborar en la prevención de riesgos online.

En resumen, la supervisión parental en redes sociales debe ser un proceso de acompañamiento, educación y diálogo, que promueva la autonomía y responsabilidad digital de los menores, sin caer en un control excesivo que pueda dañar su privacidad y confianza.

Aplicaciones para establecer el Control Parental

Existen multitud de herramientas para establecer el control parental, algunas ya vienen por defectos en los terminales Móviles y otras deben ser instaladas como aplicaciones independientes. Algunas aplicaciones cuentan con una gran cantidad de características de supervisión que suelen aplicaciones de pago, sin embargo existe buenas aplicaciones gratuitas que aunque ofrecen un control más limitado es suficiente para cumplir el cometido de la supervisión parental. En este grupo destacamos la aplicación Family Link de Google que permite el control de los dispositivos Android de los menores.

Conclusiones:

Finalmente, es esencial recordar que la educación digital es primordial. El control parental es una herramienta útil para la protección, pero no sustituye la necesidad de educar a los menores en un uso responsable y seguro de internet. La formación debe incluir aspectos como la responsabilidad digital, la ciberconvivencia, la prevención digital, los derechos y deberes digitales, y los riesgos para la salud física, mental y emocional. También es fundamental el papel de los padres como modelos de un buen uso de la tecnología, evitando el uso excesivo de dispositivos en presencia de menores, especialmente hasta los 6 años. La comunicación y el diálogo constante con los menores son clave para construir una experiencia digital segura y positiva.